La experiencia debe ser agradable, cuando es incómoda o hay molestias, ya sea en la sensación general, los ojos o dolor de cabeza por ejemplo, se puede terminar la sesión abriendo los ojos o volteando la cabeza para no ver la lámpara diréctamente o poniendo la mano delante de los ojos y avisando al terapéuta para que detenga el programa.

Para estar seguro de que no se generan éstas sensaciones, lo normal es hacer iniciar la primera experiencia con una breve prueba, una secuencia de 4 o 5 minutos que permitirá saber la respuesta del usuario ante la lámpara. Recuerda que siempre está ´resente el terapeuta y puedes llamar su atención verbalmente o con señas.

NO deben usar luces estroboscópicas:

1. Personas con sensibilidad epiléptica, ya que las luces parpadeantes en general, como en una disco o en el cine, pueden desencadenar un crisis epiléptica. Estadísticamente, una de cada mil personas tiene esta sensibilidad, que a veces no se manifiesta abiertamente durante décadas.
2. Personas bajo tratamiento psiquiátrico o con consumo de drogas psicotrópicas. Inluso personas que se encuentran en un estado de fatiga acumulada, especialmente si la compensan con sustancias como el café, o si están bajo los efectos de graves diferencias horarias (jetlag).
3. Mujeres embarazadas como medida de precaución, ya que se desconocen los efectos posibles sobre el bebe.
4. Personas que hayan sufrido un traumatismo craneoencefálico como medida de precación.
5. Personas con sensibilidad extrema ante la luz, aunque la intensidad es regulable en la lámpara.

Para la gran mayoría de las personas, la experiencia es positiva y agradable.

Brain Entrainment, Brainwave Entrainment, Brainwave Synchronization, Audio-Visual Entrainment (AVE) y Neural Entrainment son términos en inglés que se refieren a la premisa de que el cerebro puede sincronizar de forma natural sus frecuencias de ondas cerebrales con estímulos rítmicos externos, ya sean auditivos, visuales o táctiles. Con la lámpara PandoraStar utilizamos estímulos visuales y la acompañamos con una pista de audio.

La terapia funciona mediante el uso de una serie de luces LED diseñadas para parpadear a frecuencias específicas.

Las redes neuronales tienden a sintonizarse, a adoptar un ritmo similar al de los estímulos que procesan: sonidos y luces, por ejemplo. Una luz con una frecuencia de unos 10 Hz favorecerá la sincronización de las neuronas a este mismo ritmo.

Estas frecuencias se eligen cuidadosamente para que coincidan con los ritmos naturales del cerebro y pueden ayudar a promover la relajación y reducir el estrés y la ansiedad. El objetivo es hacer que las ondas cerebrales se armonicen y vayan a las frecuencias seleccionadas induciendo el estado mental, de ánimo y nivel de consciencia deseado.

Cada experiencia es única, porque influyen no sólo las frecuencias utilizadas, si no su secuencia programada, el estado físico y de ánimo del usuario, la preparación previa a la sesión por el terapeuta, las condiciones ambientales como ruidos externos, temperatura y el lugar, dando una serie de variables que generan diferencias en las experiencias cada vez.